LUGAR AL OTRO LADO
En este proyecto propongo una relación telúrica, una metáfora entre la actividad volcánica, los movimientos y las nuevas posibilidades de vida.
Los volcanes son el síntoma de la migración de las placas.
Así como la tierra se mueve y las placas oceánicas se desplazan, una sobre la otra, los continentes van adquiriendo nuevas configuraciones a lo largo del tiempo. Se separan, desmembrando y articulando todas las zonas de sutura entre el océano y el continente, lo que indica que algo va migrando sobre lo otro, sobre esa superficie, donde se produce ese foco enorme, incandescente, rojo, que vomita la tierra fundida que sale desde sus entrañas.
El volcán es eso: borde, frontera, umbral, traslado, desprendimiento. Es lo que hace que afloren y se manifiesten cosas que están ocurriendo en el corazón del planeta. Así nos vemos atravesados, como la tierra misma, por el movimiento, el desarraigo, la erupción/expulsión y las nuevas posibilidades de vida; ante la necesidad por reubicarnos/reordenarnos, comprendiendo nuestra relación con el exterior.